viernes, 11 de abril de 2008

El último disco del Pity y los Intoxicados - The End

"La vida me la regalaron,
la muerte en cuotas voy pagando"

"Puede curarme la propia enfermedad,
puede matarme la misma cura
siento en el corazón a dios,
siento en los pulmones al diablo"

Casi sin pensar

jueves, 17 de enero de 2008

Él sabe que tiene para largo rato,
la sentencia en fija lo va a hacer sonar,
así -entre cabrero, sumiso y amargo-
la luz de la aurora lo va a saludar.
Quisiera que alguno pudiera escucharlo
en esa elocuencia que las penas dan,
y ver si es humano querer condenarlo
por haber robado... ¡un cacho de pan!...
Sus pibes no lloran por llorar,
ni piden masitas,ni chiches, ni dulces...
¡Señor!...Sus pibes se mueren de frío
y lloran, habrientos de pan...
La abuela se queja de dolor,
doliente reproche que ofende a su hombría.
También su mujer,escuálida y flaca,
con una miradato
da la tragedia le ha dado a entender.
¿Trabajar?... ¿En dónde?... Extender la mano
pididendo al que pasa limosna, ¿por qué?
Recibir la afrenta de un ¡perdone, hermano!
Él, que es fuerte y tiene valor y altivez.
Se durmieron todos, cachó la barreta,
se puso la gorra resuelto a robar...
¡Un vidrio, unos gritos! ¡Auxilio!... ¡Carreras!...
Un hombre que llora y un cacho de pan...

Celedonio Flores
Rechiflate del laburo,
no trabajes pa los ranas,
tirate a muerto y vivila
como la vive un bacán,
cuidate del surmenage,
dejate de hacer macanas,
dormila en colchón de plumas
y morfala con champán.
Atorrala doce horas
cuando el sol esté a la vista,
vivila siempre de noche
porque eso es de gente bien,
tirale el lente a las minas
que ya estén comprometidas
pa que te salgan de arriba
y no te cuesten tovén.

Gardel-Magaldi
"Sino que era mariposa nada mas, en la ciudad, presa y ya muerta de antemano, fatalmente... buscando en ese bailar loco y fragil un ala, un grano, una pizca de polen en el cemento... Porque la mariposa nace y no aprende nada hasta que muere en cualquier sitio, herida de muerte por su semana justa, por su tiempo preciso, por su sorbito de vida ya bebida.. . Eso no es tan triste... Tristre es ver su cadena de huevos en el hollín, depositados junto a un río de aceite, a la sombra de las altas paredes de cemento... Su cadena de huevos de seda..."

Alfredo Zitarrosa

domingo, 28 de octubre de 2007

Aguante el cuarteto

Ya no me deprimo nunca más
desde que en mí entró Satanás.

Es mi cuerpo pero soy otro ser
desde que en mí entró Lucifer.

No le tengo miedo al ataúd
desde que en mí entró Belcebú.

Todo ahora ya me importa un coño
desde que me entró el Demonio.

Ya mi vida no es molestia
desde que me entró la Bestia.

Ahora a todo digo minga!
desde que me entró el Mandinga.

A la venganza no resisto
desde que soy el Anticristo.

Y nada envidio a ningún rey
desde que soy el triple seis.

No me importa si veo que alguien sufre
desde que tengo olor a azufre.

Y no doy más vueltas en mi cama
desde que caí envuelto en llamas.

martes, 23 de octubre de 2007

Una profesión espléndida

Un aporte de nuestro periodista deportivo "EL BOTÓN"
E
L RELATO
FUTBOLÍSTICO DESDE SUS INICIOS HASTA ESTA PARTE

Desde el año 1922 hasta la fecha, el relato radial futbolístico se convirtió en algo tan emocionante como el deporte propiamente dicho, pasando desde Domínguez Riera, Elena y Carlos Solé hasta Alberto Kessman.

Corrían los años veinte y con ellos las primeras trasmisiones de radio, el fútbol significaba un motivo de atracción para el oyente. Fue por ello que el primero de octubre de 1922 Claudio Sapelli (uno de los pioneros de la radio en el país), instaló en la azotea del edificio perteneciente al diario El Plata un transmisor.
El mismo habría de servir para emitir (llegaban noticias desde Brasil de forma cronológica) el partido por el V Campeonato Sudamericano de Fútbol disputado en Río de Janeiro entre Brasil y Uruguay.
En el año 1925 don Emilio Elena emitió de forma directa un partido de fútbol entre Nacional y Sud América en el Parque Central desde el techo de la Tribuna. Éste, sería el inicio de la transmisión directa de un relato futbolístico en Uruguay.Cuatro años después, cuando se institucionaliza la radio oficial CX 6 (SODRE) dirigida en esos momentos por Francisco Vigliani, presentó la idea de transmitir los partidos del Campeonato Mundialque se inauguraba en el año 1930.
Fue entonces cuando un funcionario de jerarquía del SODRE le propone a los directivos de la radio contratar a un cronista oriundo de Mercedes. Su nombre era Ignacio Domínguez Riera, el cual poseía una voz muy interesante para relatar los partidos de fútbol.
Se hace una prueba corrigiéndosele algunos defectos, a su vez le encargan la transmisión del Campeonato Mundial, cerca de él estaba siempre Emilio Elena (el comentarista).

Cuando se inaugura el Estadio Centenario, Domínguez Riera transmite Uruguay – Perú y los dos partidos siguientes: ante Yugoslavia y Rumania. Llegado el momento de la final (Uruguay – Argentina) se siente incapacitado de hacerlo debido al nerviosismo.
Fue entonces cuando le plantea a Elena que relate mediante estas palabras: –“ me parece que hoy es el día de cambiar las funciones, le propongo que relate usted y yo comento”. La final se emitió con el relato de Emilio Elena y el comentario de “el botija” Riera.
El SODRE fue la primer emisora radial en el mundo que transmite un Mundial de Fútbol y a su vez, lo hace de forma sistematizada, es decir, no fue a la ligera. Todo estuvo anteriormente planificado.
En una entrevista hecha por la radio oficial hace muchos años a “el botija” Ignacio Domínguez Riera, el relator describía cómo fue su experiencia en el Mundial de 1930:

-“El Servicio Oficial de Radiodifusión Eléctrica el SODRE me contrató como relator para transmitir el Campeonato Mundial de Fútbol.

Debuté el día 13 de Julio en el Parque Central porque todavía se estaba construyendo el Estadio Centenario.
Trabajaba junto a Emilio Elena que era el comentarista. En el partido ante Yugoslavia (cuyos jugadores tenían unos apellidos infernales) comenzó mi labor, de ahí para delante transmití ocho partidos disputados en el Parque Central y a su vez en el ya inaugurado Estadio Centenario.
El 18 de Julio, fecha en la cual se abre el Estadio, relato Uruguay – Perú, no pude narrar la final porque al tener mucha subjetividad (propia de un joven de veinte años) la radio oficial (que le correspondía tener en sus transmisiones cierta objetividad), no lo permitía.
De todas formas fui yo quien tomó la decisión deno relatar, debido a que no podía controlar mis emociones en un partido de esas características.

Entonces le dije a Elena que transmitiese el partido al no poder hacerlo, así que lo hizo. Cuando el “Manco” Castro decretó la cifra final (4 a 2), con el cuarto gol hecho de cabeza, no sé si fue el producto de la emoción o la falta de aire en la cabina que me desmayé, dando la cabeza contra el amplificador. Elena me despertó a “cachetaditas limpias” en la cara”.
Luego de estos grandes relatores, vino la etapa de Carlos Solé, nacido el 9 de Octubre de 1916, ingresó al Instituto Meteorológico Nacional y allí cumplía entre otras funciones dar a conocer el estado del tiempo a las emisoras radiales.
Dadas sus condiciones, al poco tiempo se presentó a un concurso de locutores del SODRE mediante el cual entró como funcionario del mismo. Más tarde, por medio de otro concurso (también de la radio oficial) que daba la vacante de relator deportivo (función que quedó vacía tras la salida de Domínguez Riera), logró este cargo.
Inició sus relatos el 12 de Octubre de 1935 en el partido entre Bella Vista (el cuadro de sus amores) y Nacional en el Parque Central. Permaneció en el SODRE hasta 1946, el 18 de Julio de ese año, la radio Jakson (cambió su nombre al de Sarandí) contrató a Solé como relator deportivo. El mismo trabajó durante treinta años en esa emisora (hasta el día de su muerte, el 9 de Mayo de 1975).
A través de su voz fueron recreados algunos de los episodios más importantes del fútbol uruguayo: el Campeonato Mundial de 1950 en Brasil, el de 1954 en Suiza, Copas Libertadores de América, Intercontinentales como las del 60, 61, 66 (por Peñarol) y la del 71(por Nacional).
Su voz grave, emotividad, capacidad técnica para transmitir las jugadas, todo el entorno del evento hasta el tiempo y la cantidad de público, el golpe de vista para captar lo pertinente en situaciones confusas, la elocuencia aseguradora de imágenes inolvidables crearon un estilo único y original.
Su conducta profesional se ponía de manifiesto tanto en la disciplina y entrega al trabajo como por el cuidado exitoso de su opinión, la cual lo llevaba a no entablar relaciones sociales con los protagonistas del fútbol a los que eventualmente los tendría que criticar.
De esta forma su palabra era respetada y esperada por sus oyentes que decían -“como dijo Solé”. Al principio se comentaba que la gente lo escuchaba porque en el SODRE no existían publicidades, por lo tanto, al ser tan impacientes los radioescuchas, no oían otras emisoras como la radio Sport en la cual el relato futbolístico estaba repleto de avisos comerciales.
No obstante, al pasar a radio Sarandí, consigue la misma cantidad de audiencia en cada partido a pesar que relata con “chivos”. Quedará en la memoria de todos los que lo escucharon cuando decía con su vozarrón-“¡tíreme una Cairo!”.
Lo que hizo de bueno aparte de transmitir las emociones como nadie, fue olvidarse que existió un gran relator anterior a él como fue Ignacio Domínguez Riera. Esto produjo que obtuviese un estilo propio que lo llevara al éxito y borrase lo que fue la trayectoria y características del pionero.
En una entrevista hecha por este medio al señor Alberto Kessman (relator que hoy tiene los números más altos en audiencia), el mismo manifestó su visión acerca del tema en cuestión.
Dicho diálogo se llevó a cabo en la emisora radial donde trabaja, CX 22 radio Universal, ubicada en la calle 18 de Julio entre Gutiérrez Ruiz y Michellini. La conversación se efectuó en su despacho, el cual tiene tres escritorios repletos de libros y revistas, una computadora y un teléfono. En definitiva un lugar confortable para hacer la audiencia.
La conferencia comenzó con la siguiente pregunta:
-¿Cómo se despertó su interés por el relato?
-“Yo era muy chiquito y escuchaba los relatos de don Carlos Solé en mi querido barrio Fraternidad, la radio era quien acompañaba permanentemente la cultura musical, informativa y deportiva de los uruguayos y en mi casa no había fin de semana en que la misma no estuviera prendida escuchando un partido de fútbol.Oía todos los sábados y domingos, me encantaba el trabajo de Solé y su equipo al extremo que lo imitaba a él, al locutor y al comentarista juntos.”
-¿Viene de una familia con tradición futbolera?
-“No, mi familia no tiene relación con el fútbol, sino que quién genera ese vínculo con el mismo soy yo por mi pasión hacia el deporte y porque además escuchaba todos los partidos, no me perdía ninguno, era un radiómano deportivo. Ahí comenzó mi cariño, pasión y vocación.”
-Para ser relator, ¿se nace ó se debe estudiar?
-“Creo que son etapas diferentes, yo ya estoy cumpliendo 40 años de trayectoria, en la época que comencé lo prioritario que debías tener era un buen timbre de voz, una buena pronunciación, un buen conocimiento del Idioma Español y por otra parte ir aprendiendo, a su vez tener esa vocación ayudada por las condiciones.
No creo que nadie sin condiciones pueda llegar a hacer absolutamente nada en ningún orden de la vida (si no tienes condiciones para construir una casa no puedes ser albañil) ese es el ABC. Pienso que tenía condiciones para transmitir y tuve que explotarlas. Fui estudiante de Medicina y llegado un momento no me daba la cabeza para seguir, pero sí para ser relator de fútbol.”

-¿Fue un poco autodidacta?
-“Totalmente, ahora, los tiempos han cambiado, hoy día la cibernética hace necesario que los periodistas tengan una base de estudios muy importante. En aquella época no existía la carrera de Ciencias de la Comunicación, en el presente es un estudio universitario que se debe hacer ayudado quizás por una academia netamente de la especialización que el estudiante elija.
Hay Academias de periodismo deportivo que son muy buenas, el caso de la I.P.E.P, por ejemplo, en la cual los docentes están preparados para ayudar a los muchachos a que sean periodistas deportivos.
Es insustituible el hecho de estudiar en la Universidad.”

-¿Hay más relatores en el presente que antes?
-“Relatores en Uruguay siempre hubo, grandes, muy buenos todos, primero porque el uruguayo es futbolero, segundo porque es radiómano y acá para el aficionado quizás sea el hombre más importante en cuanto a la comunicación de un partido de fútbol al igual que el comentarista.
Siempre hubo buenos relatores y muchos, quizás ahora porque existen más radios y cantidad de espectáculos deportivos se han generado más relatores
.
-¿Cree que es el sucesor de Carlos Solé?
-“Todos somos sus sucesores, la gente me identificó a mí por el tono de voz (sin ser el mismo porque él tenía una caja de resonancia en la garganta y una claridad medular que es incomparable) y quizás por el hecho que elegí imitarlo en el giro del relato, debido a acostumbrarme a escucharlo que transmito como transmitía él.
La forma de aplicar la palabra en el momento que corresponde hace que la gente me identifique con Solé, pero herederos de él en Uruguay fuimos todos los relatores incluyendo los que en su momento la compitieron.
Fue quien marcó el camino de los cronistas de fútbol de este país.
No fue el pionero, los precursores fueron en 1930 Domínguez Riera y Helena (eran narradores, es decir, contaban lo que estaba aconteciendo) que transmitieron el mundial
disputado aquí.
Pero Solé fue el primero que llevó emoción y que pautó un panorama claro, conciso, emocionante y exacto de lo que era un partido de fútbol. A partir de él comienza el relato en América del Sur, existió un quiebre de lo que era la narrativa a lo que era el mismo.
Llevó una constante, le agregó los avisos comerciales, fue el número uno de ayer, de hoy y de siempre.
Yo no permito que en la radio digan el número uno Alberto Kesman porque considero (y lo hablé en algún momento con Víctor Hugo Morales que tampoco lo utilizó), que el número uno iba a quedar eternamente en el concepto nuestro para quien fue el uno de toda la historia del Uruguay y yo estoy seguro que de América.
Que la gente te diga que sos el mejor es otra cosa, nosotros (en cx 22) somos primera en fútbol.”

-¿Porqué piensa que la mayoría de los uruguayos escuchan a Kessman?
-“Creo que lo que hago lo realizo de buena forma y cada día lo intento hacer mejor por más que los años van pasando. Esto lo tiene que contestar la gente. Yo no puedo tener la pedantería de decir que todos me quieren a mí porque hay otros prestigiosos relatores que son tan buenos y considero que tienen el derecho de ser escuchados, de hecho lo son.
No me la creo, laburo todos los días y trato de hacer mi trabajo lo mejor posible, sé perfectamente que los números que se conocen en cuanto a audiencia me favorecen, eso no lo puedo esconder porque sería torpe hacerlo.”

-¿Qué lo diferencia de los demás?
-“Eso lo tiene que decir la gente, lo que sí te puedo decir es que cuando yo transmito un partido en verano bajo un kilo y medio y en invierno transpiro. Es que yo pongo todo lo que puedo y a veces hasta lo que no tengo, es mi forma de ser.”
-¿El Kessman que escuchamos es un personaje ó es el mismo?
- Soy yo y esto te lo digo con absoluta sinceridad, Alberto Kessman es uno solo, soy igual cuando trasmito fútbol, cuando salgo de la cabina, cuando estoy en mi casa con mis hijos ó con amigos. No soy de esos personajes que se pintan la cara para salir en TV re simpáticos y de repente le ladran a la gente fuera de cámaras.
Eso no me parece correcto porque vivo de la gente, la respeto, son los que te ayudan a seguir adelante, son los que me levantan ó me bajan, sería un atrevimiento de mi parte comportarme distinto de cuando estoy en la tele ó en la radio. Lo único que me cambia es la vestimenta, de mañana estoy con camisa, jeans y tomando mate, en Telemundo esto sería imposible.”
-¿Cómo piensa que viene acompañada la fama?
-“En la vida hay que tener suerte, si yo hubiese tenido que competir con Solé hubiera ido al bombo al igual que con Heber Pinto, quizás tampoco tendría el éxito que estoy atravesando. Competí durante un corto período con Víctor Hugo Morales, en su momento me tocó perder con él en lo que tiene que ver con la audiencia.
La fama te la da hoy la TV, el público te mira la cara, te estudia, ve si estás hablando con sinceridad, reconoce si le mentís, te toma simpatía por tu forma de expresión. La radio es la entrega espontánea de lo que vos sos y lo que transmitís, la televisión es lo que aparentás ser, de repente no le cáes bien a la gente (mala fama) pero es fama al fin, yo trato de tener una buena”

-¿Con qué se siente identificado?
-“Me siento identificado con el fútbol, más precisamente con el uruguayo. Pero a su vez me identifico con un juego distinguido pero que raspe, porque de repente mi voz va de la mano con un equipo que deja todo en la cancha, eso me gusta. No significa que me guste un equipo que gane a las patadas, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, yo quiero que un equipo entregue todo pero a sí mismo tenga jugadores de clase.”
-A partir de los cambios tecnológicos, ¿cree que el relator radial va a desaparecer?
-“El relator radial no va a desaparecer, ahora, lo que uno no puede saber es lo que va a pasar con la radio en el futuro porque fíjate que hoy la TV te lleva el partido a la casa, de pronto la radio llega antes que la imagen porque el satélite así lo determina, hay personas que no aguanta (las dos cosas a la vez).
Existe un porcentaje de fieles que les gusta escuchar la transmisión por radio y la banca igual, pero existe gente que no lo aguanta por que se vuelve loca, entonces la radio (que no deja de existir jamás) se centraliza en el que está en el auto, con los niños, en el parque, en la calle, en definitiva, la mayoría.
Ahora la gente mira cada vez menos los partidos por televisión, es que al ver tantos encuentros por la misma se cansa, entonces ve sólo los goles al finalizar el mismo y lo escucha por radio (que jamás muere en ese aspecto), pero, uno no sabe si mañana aparece gracias a la tecnología una TV portátil con la que puedas observar el partido donde quiera que estés.

Con el transcurso del tiempo, la radio va a tener que ingeniárselas para cambiar y tratar de no perder audiencia siendo más seductora que la tele, que a su vez lo es, una trasmisión de fútbol es más atractiva por más que mis colegas (relatores televisivos) se rompan la cabeza en hacer una buena trasmisión por la misma, dicha difusión no tiene la fantasía que posee la radio, que es maravillosa.”
Esto, se puede verificar al observar los datos de recepción gracias a la Medición Nacional de Audiencias hechas en Agosto del 2007 proporcionadas a este medio por la URSEC.


Se nota claramente que CX 22 Universal, radio donde relata Alberto Kessman es primera en Fútbol.
Hoy en día el relator radial le está ganando en niveles de audiencia a las trasmisiones hechas por televisión, y seguirá difundiendo durante muchos años más.

sábado, 20 de octubre de 2007

DICCIONARIO DEL DIABLO

AMBROSE BIERCE

A
Abandonado, s. y adj. El que no tiene favores que otorgar. Desprovisto
de fortuna. Amigo de la verdad y el sentido común.
Abdicación, s. Acto mediante el cual un soberano demuestra percibir
la alta temperatura del trono.
Abdomen, s. Templo del dios Estómago, al que rinden culto y
sacrificio todos los hombres auténticos. Las mujeres sólo prestan a esta
antigua fe un sentimiento vacilante. A veces ofician en su altar, de
modo tibio e ineficaz, pero sin veneración real por la única deidad que
los hombres verdaderamente adoran. Si la mujer manejara a su gusto el
mercado mundial, nuestra especie se volvería graminívora.
Aborígenes, s. Seres de escaso mérito que entorpecen el suelo de
un país recién descubierto. Pronto dejan de entorpecer; entonces, fertilizan.
Abrupto, adj. Repentino, sin ceremonia, como la llegada de un
cañonazo y la partida del soldado a quien está dirigido. El doctor Samuel
Johnson, refiriéndose a las ideas de otro autor, dijo hermosamente
que estaban “concatenadas sin abrupción”.
Absoluto, adj. Independiente, irresponsable. Una monarquía absoluta
es aquella en que el soberano hace lo que le place, siempre que
él plazca a los asesinos. No quedan muchas: la mayoría han sido reemplazadas
por monarquías limitadas, donde el poder del soberano para
hacer el mal (y el bien) está muy restringido; o por repúblicas, donde
gobierna el azar.Abstemio, s. Persona de carácter débil, que cede a la tentación de
negarse un placer. Abstemio total es el que se abstiene de todo, menos
de la abstención; en especial, se abstiene de no meterse en los asuntos
ajenos.
Absurdo, s. Declaración de fe en manifiesta contradicción con
nuestra opiniones. Adj. Cada uno de los reproches que se hacen a este
excelente diccionario.
Aburrido, Adj. Dícese del que habla cuando uno quiere que escuche.
Academia, s. Escuela antigua donde se enseñaba moral y filosofía.
Escuela moderna donde se enseña el fútbol.
Accidente, s. Acontecimiento inevitable debido a la acción de leyes
naturales inmutables.
Acéfalo, adj. Lo que se encuentra en la sorprendente condición
de aquel cruzado que, distraído, tironeó de un mechón de sus cabellos,
varias horas después de que una cimitarra sarracena, sin que él lo advirtiera,
le rebanara el cuello, según cuenta Joinville.
Acorde, s. Armonía.
Acordeón, s. Instrumento en armonía con los sentimientos de un
asesino.
Acreedor, s. Miembro de una tribu de salvajes que viven más allá
del estrecho de las Finanzas; son muy temidos por sus devastadoras
incursiones.
Acusar, v.t. Afirmar la culpa o indignidad de otro; generalmente,
para justificarnos por haberle causado algún daño.
Adagio, s. Sabiduría deshuesada para dentaduras débiles.
Adherente, s. Secuaz que todavía no ha obtenido lo que espera.
Adivinación, s. Arte de desentrañar lo oculto. Hay tantas clases
de adivinación como variedades fructíferas del pelma florido y del
bobo precoz.
Administración, s. En política, ingeniosa abstracción destinada a
recibir las bofetadas o puntapiés que merecen el primer ministro o el
presidente. Hombre de paja a prueba de huevos podridos y rechiflas.
Admiración, s. Reconocimiento cortés de la semejanza entre otro
y uno mismo.
Admitir, v. t. Confesar. Admitir los defectos ajenos es el deber
más alto que nos impone el amor de la verdad.
Admonición, s. Reproche suave o advertencia amistosa que suele
acompañarse blandiendo un hacha de carnicero.
Adoración, s. Testimonio que da el Homo Creator de la sólida
construcción y elegante acabado del Deus Creatus. Forma popular de la
abyección que contiene un elemento de orgullo.
Adorar, v t. Venerar de modo expectante.
Aflicción, s. Proceso de aclimatación que prepara el alma para
otro mundo más duro.Aforismo, s. Sabiduría predigerida.
Africano, s. Negro que vota por nuestro partido.
Agitador, s. Estadista que sacude los frutales del vecino... para
desalojar a los gusanos.
Agua de arroz, s. Bebida mística usada secretamente por nuestros
novelistas y poetas más populares para regularizar la imaginación
y narcotizar la conciencia. Se la considera rica en obtusita y letargina y
debe ser preparada en una noche de niebla por una bruja gorda de la
Ciénaga Lúgubre.
Aire, s. Sustancia nutritiva con que la generosa Providencia engorda
a los pobres.
Alá, s. El Supremo Ser Mahometano por oposición al Supremo
Ser Cristiano, Judío, etc.
Alba, s. Momento en que los hombres razonables se van a la cama.
Algunos ancianos prefieren levantarse a esa hora, darse una ducha
fría, realizar una larga caminata con el estómago vacío y mortificar su
carne de otros modos parecidos. Después orgullosamente atribuyen a
esas prácticas su robusta salud y su longevidad; cuando lo cierto es que
son viejos y vigorosos no a causa de sus costumbres sino a pesar de
ellas. Si las personas robustas son las únicas que siguen esta norma es
porque las demás murieron al ensayarla.
Alianza, s. En política internacional la unión de dos ladrones cada
uno de los cuales ha metido tanto la mano en el bolsillo del otro que
no pueden separarse para robar a un tercero.
Alma, s. Entidad espiritual que ha provocado recias controversias.
Platón sostenía que las almas que en una existencia previa (anterior
a Atenas) habían vislumbrado mejor la verdad eterna, encarnaban
en filósofos. Platón era filósofo. Las almas que no habían contemplado
esa verdad animaban los cuerpos de usurpadores y déspotas. Dionisio
I, que amenazaba con decapitar al sesudo filósofo, era un usurpador y
un déspota. Platón, por cierto, no fue el primero en construir un sistema
filosófico que pudiera citarse contra sus enemigos; tampoco fue el
último.
“En lo que atañe a la naturaleza del alma” dice el renombrado
autor de Diversiones Sanctorum, “nada ha sido tan debatido como el
lugar que ocupa en el cuerpo. Mi propia opinión es que el alma asienta
en el abdomen, y esto nos permite discernir e interpretar una verdad
hasta ahora ininteligible, a saber: que el glotón es el más devoto de los
hombres. De él dicen las Escrituras que «hace un dios de su estómago
». ¿Cómo entonces no habría de ser piadoso, si la Divinidad lo
acompaña siempre para corroborar su fe? ¿Quién podría conocer tan
bien como él el poder y la majestad a que sirve de santuario? Verdadera
y sobriamente el alma y el estómago son una Divina Entidad; y tal
fue la creencia de Promasius, quien, no obstante, erró al negarle inmortalidad.
Había observado que su sustancia visible y material se
corrompía con el resto del cuerpo después de la muerte, pero de su
esencia inmaterial no sabía nada. Esta es lo que llamamos el Apetito,
que sobrevive al naufragio y el hedor de la mortalidad, para ser recompensado
o castigado en otro mundo, según lo haya exigido en éste. El
Apetito que groseramente ha reclamado los insalubres alimentos del
mercado popular y del refectorio público, será arrojado al hambre
eterno, mientras aquel que firme, pero cortésmente, insistió en comer
caviar, tortuga, anchoas, paté de foi gras y otros comestibles cristianos,
clavará su diente espiritual en las almas de esos manjares, por siempre
jamás, y saciará su divina sed en las partes inmortales de los vinos más
raros y exquisitos que se hayan escanciado aquí abajo. Tal es mi fe
religiosa, aunque lamento confesar que ni Su Santidad el Papa, ni suEminencia el Arzobispo de Canterbury (a quienes imparcial y profundamente
reverencio) me permiten propagarla”.
Almirante, s. Parte de un buque de guerra que se encarga de hablar,
mientras el mascarón de proa se encarga de pensar.
Altar, s. Sitio donde antiguamente el sacerdote arrancaba, con fines
adivinatorios, el intestino de la víctima sacrificial y cocinaba su
carne para los dioses. En la actualidad, el término se usa raramente,
salvo para aludir al sacrificio de su tranquilidad y su libertad que realizan
dos tontos de sexo opuesto.
Ambición, s. Deseo obsesivo de ser calumniado por los enemigos
en vida, y ridiculizado por los amigos después de la muerte.
Ambidextro, adj. Capaz de robar con igual habilidad un bolsillo
derecho que uno izquierdo.
Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con
buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta.
Amnistía, s. Magnanimidad del Estado para con aquellos delincuentes
a los que costaría demasiado castigar.
Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o
alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el
mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande
entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las
naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos,
son inmunes a su devastación. A veces es fatal, aunque más frecuentemente
para el médico que para el enfermo.
Ancianidad, s. Epoca de la vida en que transigimos con los vicios
que aún amamos, repudiando los que ya no tenemos la audacia de
practicar.
Anécdota, s. Relato generalmente falso. La veracidad de las
anécdotas que siguen, sin embargo, no ha sido exitosamente objetada:
Una noche el señor Rudolph Block, de Nueva York, se encontró sentado
en una cena junto al distinguido crítico Percival Pollard.
Señor Pollard —dijo—, mi libro Biografía de una Vaca Muerta,
se ha publicado anónimamente, pero usted no puede ignorar quién es el
autor. Sin embargo, al comentarlo, dice usted que es la obra del Idiota
del Siglo. ¿Le parece una crítica justa?
—Lo siento mucho, señor —respondió amablemente el critico—,
pero no pensé que usted deseara realmente conservar el anonimato.
El señor W.C. Morrow, que solía vivir en San José, California,
acostumbraba escribir cuentos de fantasmas que daban al lector la
sensación de que un tropel de lagartijas, recién salidas del hielo, le
corrían por la espalda y se le escondían entre los cabellos. En esa época,
se creía que merodeaba por San José el alma en pena de un famoso
bandido llamado Vásquez, a quien ahorcaron allí. El pueblo no estaba
muy bien iluminado y de noche la gente salía lo menos posible de su
casa. Una noche particularmente oscura, dos caballeros caminaban por
el sitio más solitario dentro del ejido, hablando en voz baja para darse
coraje, cuando se tropezaron con el señor J.J. Owen, conocido periodista:—¡
Caramba Owen! —dijo uno—. ¿Qué le trae por aquí en una
noche como ésta? ¿No me dijo que este era uno de los sitios preferidos
por el ánima de Vásquez? ¿No tiene miedo de estar afuera?
—Mi querido amigo —respondió el periodista con voz lúgubre—
tengo miedo de estar adentro. Llevo en el bolsillo una de las novelas de
Will Morrow y no me atrevo a acercarme donde haya luz suficiente
para leerla.
El general H.H. Wolherspoon, director de la Escuela de Guerra
del Ejército, tiene como mascota un babuino, animal de extraordinaria inteligencia aunque nada hermoso. Al volver una noche a su casa el
general descubrió con sorpresa y dolor que Adán (así se llamaba el
mono, pues el general era darwinista) lo aguardaba sentado ostentando
su mejor chaquetilla de gala.
—¡Maldito antepasado! —tronó el gran estratega— ¿Qué haces
levantado después del toque de queda? ¡Y con mi uniforme! Adán se
incorporó con una mirada de reproche, se puso en cuatro patas, atravesó
el cuarto en dirección a una mesa y volvió con una tarjeta de visita:
el general Barry había estado allí y a juzgar por una botella de champán
vacía y varias colillas de cigarros, había sido amablemente atendido
mientras esperaba. El general presentó excusas a su fiel progenitor y
se fue a dormir. Al día siguiente se encontró con el general Barry,
quien le dijo:—Oye viejo, anoche al separarme de ti olvide preguntarte
por esos excelentes cigarros. ¿Dónde los consigues?
El general Wotherspoon sin dignarse responder se marchó.
—Perdona por favor —gritó Barry corriendo tras él—Bromeaba
por supuesto. Anda, si no había pasado quince minutos en tu casa y ya
me di cuenta que no eras tú.
Anormal, adj. Que no responde a la norma. En cuestiones de
pensamiento y conducta ser independiente es ser anormal y ser anormal
es ser detestado. En consecuencia, el autor aconseja parecerse más
al Hombre Medio que a uno mismo. Quien lo consiga obtendrá la paz,
la perspectiva de la muerte y la esperanza del Infierno.
Antiamericano, adj. Perverso, intolerable, pagano.
Antipatía, s. Sentimiento que nos inspira el amigo de un amigo.
Año, s. Período de trescientos sesenta y cinco desengaños.
Apelar, v. i. En lenguaje forense, volver a poner los dados en el
cubilete para un nuevo tiro.
Apetito, s. Instinto previsoramente implantado por la Providencia
como solución al problema laboral.
Aplauso, s. El eco de una tontería. Monedas con que el populacho
recompensa a quienes lo hacen reír y lo devoran.
Apóstata, s. Sanguijuela que tras penetrar en el caparazón de una
tortuga y descubrir que hace mucho que está muerta, juzga oportuno
adherirse a una nueva tortuga.
Arado, s. Implemento que pide a gritos manos acostumbradas a
la pluma.
Árbol, s. Vegetal alto, creado por la naturaleza para servir de aparato
punitivo, aunque por deficiente aplicación de la justicia la mayoría
de los árboles sólo exhiben frutos despreciables, o ninguno. Cuando
está cargado de su fruta natural, el árbol es un benéfico agente de la
civilización y un importante factor de moralidad pública. En el severo
Oeste y en el sensitivo Sur de Estados Unidos, su fruta (blanca y negra
respectivamente) satisface el gusto público, aunque no se coma, y
contribuye al bienestar general, aunque no se exporte. La legítima
relación entre árbol y justicia no fue descubierta por el juez Lynch
(quien, a decir verdad, no lo consideraba preferible al farol o la viga
del puente), como lo prueba este pasaje de Morryster, quien vivió dos
siglos antes:
Encontrándome en ese país, fui llevado a ver el árbol Ghogo, del
que mucho oyera hablar; pero como yo dijese que no observaba en él
nada notable, el jefe de la aldea en que crecía me respondió de este
modo:—En este momento el árbol no da fruta, pero cuando esté en
sazón, veréis colgar de sus ramas a todos los que han ofendido a Su
Majestad el Rey.
Asimismo me explicaron que la palabra “Ghogo” significaba en
su lengua lo mismo que “bandido” en la nuestra. (Viaje por Oriente.) Ardor, s. Cualidad que distingue al amor inexperto.
Arena, s. En política, ratonera imaginaria donde el estadista lucha
con su pasado.
Aristocracia, s. Gobierno de los mejores. (En este sentido la palabra
es obsoleta, lo mismo que esa clase de gobierno). Gentes que
usan sombreros de copa y camisas limpias, culpables de educación y
sospechosos de cuenta bancaria.
Armadura, s. Vestimenta que usa un hombre cuyo sastre es un
herrero.
Arquitecto, s. El que traza los planos de nuestra casa y planea el
destrozo de nuestras finanzas.
Arrepentimiento, s. Fiel servidor y secuaz del Castigo. Suele
traducirse en una actitud de enmienda que no es incompatible con la
continuidad del pecado.
Arruinar, v. t. Destruir. Específicamente, destruir la creencia de
una doncella en la virtud de las doncellas.
Arsénico, s. Especie de cosmético a que son afectas las mujeres y
que, a su vez, las afecta grandemente.
Arzobispo, s. Dignatario eclesiástico un punto más santo que un
obispo.
Asilo, s. Todo lo que asegura protección a alguien en peligro:
Moisés y Josué establecieron seis ciudades de asilo —Beze, Golan,
Ramoth, Kadesh, Schekem y Hebrón— donde el homicida involuntario
podía refugiarse al ser perseguido por los familiares de la víctima. Este admirable recurso proveía al matador de un saludable ejercicio, sin
privar a los deudos de los placeres de la caza; así, el alma del muerto
era debidamente honrada con prácticas similares a los juegos fúnebres
de la primitiva Grecia.
Asno, s. Cantante público de buena voz y mal oído. En Virginia
City, Nevada, le llaman el Canario de Washoe; en Dakota, el Senador;
y en todas partes, el Burro. Este animal ha sido amplia y diversamente
celebrado en la literatura, el arte y la religión de todas las épocas y
pueblos; nadie inflama la imaginación humana como este noble vertebrado.
En realidad, algunos (Ramasilus, lib II, de Clem., y C. Stantatus
de Temperamente) sospechan si no es un dios; y como tal sabemos que
fue adorado por los etruscos y, si hemos de creer a Macrobius, también
por los eupasios. De los únicos dos animales admitidos en el Paraíso
Mahometano junto con las almas de los hombres, uno es la burra de
Balaam, otro el perro de los Siete Durmientes. Esta es una distinción
muy grande. Con lo que se ha escrito sobre esta bestia, podría compilarse
una biblioteca de gran esplendor y magnitud, que rivalizara con la
del culto shakespeariano y la literatura bíblica. En términos generales
puede decirse que toda la literatura es más o menos asinina.
Astucia, s. Cualidad que distingue a un animal o persona débil de
otro fuerte. Acarrea a su poseedor gran satisfacción intelectual, y gran
adversidad material. Un proverbio italiano dice: “EI peletero consigue
más pieles de zorro que de burro”.
Audacia, s. Una de las cualidades más evidentes del hombre que
no corre peligro.
Ausente, adj. Singularmente expuesto a la mordedura de la calumnia;
vilipendiado; irremediablemente equivocado; sustituido en la
consideración y el afecto de los demás. Ausentista, adj. Dícese del propietario lo bastante precavido para
alejarse del territorio de sus exacciones.
Australia, s. País situado en los Mares del Sur, cuyo desarrollo
industrial y comercial, se ha visto increíblemente demorado por una
funesta disputa entre geógrafos sobre si es un continente o una isla.
Autoestima, s. Evaluación errónea.
Autoevidente, s. Evidente para uno mismo y para nadie mas.
Averno, s. Lago por el cual los antiguos entraban en las regiones
infernales. El erudito Marcus Ansello Scrutator sostiene que de ahí
deriva el rito cristiano del bautismo por inmersión. Lactancio, sin embargo,
ha demostrado que esto es un error.
Avestruz, s. Ave de gran tamaño, a quien la naturaleza (sin duda
en castigo de sus pecados) negó ese dedo posterior en el que tantos
naturalistas piadosos han visto una prueba manifiesta de un planeamiento
divino. La ausencia de alas que funcionen no es un defecto,
porque, como se ha señalado ingeniosamente, el avestruz no vuela.
Ayer, s. Infancia de la juventud, juventud de la madurez, el pasado
entero de la ancianidad.

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